La alimentación de los gatos en el Antiguo Egipto: entre la caza, la domesticación y la sacralización
Los gatos ocupaban un lugar esencial en la sociedad egipcia antigua, tanto por su utilidad como por su simbolismo religioso. Al proteger los graneros y las casas de las plagas, poco a poco se ganaron un lugar privilegiado junto a los humanos. Por lo tanto, su alimentación era variada, repartida entre la caza instintiva, la comida que les ofrecían los habitantes y, para algunos, una alimentación más refinada en los templos o los hogares aristocráticos. Este artículo explora en profundidad la dieta de los gatos en esa época, examinando las diferentes fuentes de alimento disponibles y las prácticas alimentarias asociadas.
La caza: una fuente de alimento natural
Antes de su domesticación, los gatos egipcios (originarios de los Felis lybica, los gatos salvajes de África) eran ante todo cazadores oportunistas. Su dieta consistía en presas que capturaban en la naturaleza o en los alrededores de las viviendas humanas.
Los roedores: un festín abundante
Los graneros egipcios eran objetivos preferidos para roedores como:
Los ratones y las ratas, que se alimentaban de las reservas de trigo y cebada.
Los jerbos y otros pequeños mamíferos, especialmente numerosos en las zonas agrícolas.
La presencia de estas plagas favoreció la relación entre los seres humanos y los gatos. Los egipcios comprendieron rápidamente que la convivencia con estos felinos permitía reducir las pérdidas de alimentos.
Las aves y otras presas pequeñas
Además de roedores, los gatos egipcios cazaban aves como:
Las palomas y tórtolas, que suelen encontrarse cerca de las viviendas.
Los gorriones y otros pequeños pájaros, fáciles de capturar.
Los pichones y los huevos, cuando encontraban nidos accesibles.
En algunas tumbas se han representado escenas de caza de gatos, lo que pone de relieve la importancia de esta actividad en su vida cotidiana.
Los reptiles y los insectos
Entre sus presas menos convencionales, los gatos también se alimentaban de:
De saltamontes y langostas, fuentes de proteínas abundantes en temporada.
De pequeños reptiles, como salamanquesas y lagartijas, muy presentes en zonas áridas.
La alimentación ofrecida por los seres humanos
Con el tiempo, los egipcios comenzaron a alimentar directamente a los gatos, lo que reforzó su vínculo con ellos.
Los restos de comida
Los hogares egipcios solían darles a los gatos las sobras de las comidas, en particular:
Carne (aves, cordero e incluso caza para los más ricos).
Pescado, un alimento esencial en la economía egipcia.
Trozos de pan mojados en leche, aunque los gatos son naturalmente intolerantes a la lactosa.
Las prácticas de alimentación en los templos
Los templos dedicados a Bastet, diosa felina de la protección y la fertilidad, solían acoger colonias de gatos alimentados por los sacerdotes. Se les ofrecía:
Pescado seco procedente del Nilo.
Alimentos especialmente preparados, a veces en forma de tortas que contienen nutrientes.
El impacto de la sacralización en su alimentación
La veneración de los gatos como seres sagrados también influyó en su alimentación. Algunos eran criados en condiciones lujosas, especialmente los que pertenecían a las clases acomodadas o a los templos.
Los gatos de los aristócratas: una alimentación privilegiada
En los hogares de las familias ricas, los gatos recibían una alimentación más refinada:
Pescado de alta calidad, ocasionalmente a la parrilla o salado.
Carnes asadas, acompañadas de hierbas o aceites aromáticos.
Alimentos especialmente preparados, inspirados en la comida humana, pero adaptados.
La influencia de los ritos funerarios
Los gatos eran momificados ocasionalmente y enterrados con ofrendas de comida para acompañarlos en el más allá. Los análisis de las momias de gatos revelaron la presencia de restos de comida en sus estómagos, lo que confirma que algunos estaban bien alimentados antes de su muerte.
Conclusión: una alimentación adaptada a su función social
La alimentación de los gatos en el antiguo Egipto era una mezcla de instinto cazador y domesticación progresiva. Los que vivían en libertad sobrevivían cazando roedores y aves, mientras que los que eran domesticados en hogares o templos recibían una alimentación complementaria o totalmente proporcionada por los humanos.
La sacralización de los gatos, símbolos de protección y benevolencia, también ha desempeñado un papel clave en la evolución de su dieta. Lejos de ser simples cazadores de plagas, se han convertido en compañeros alimentados y respetados, prefigurando la relación que mantenemos hoy en día con ellos.
Así pues, los gatos del antiguo Egipto no eran simples animales callejeros: su alimentación reflejaba su estatus social y su lugar único en una civilización que los apreciaba y honraba.





